#Que se quedan sentado los intelectuales
Explore tagged Tumblr posts
Text
El naufragio de mi camino
La desesperación conquista mi intelecto, mi ser se siente derrumbado por las constantes presiones sociales y educativas, mi futuro que antes se veía con con camino próximo se ve ahora como un puente a punto de ser destruido por la tormenta, una tormenta que se pronósticaba desde hace años, un dolor que se pudo considerar. Es curioso, ser espectador de tal aproximación y quedarse sentado admirando mi próximo derrumbe. Todo sea cae y aniquila ante la presencia de esta tormenta, el amor parece imposible para a mi ante mis carencias sociales e intelectuales, sigo peleando atribuyendome la futura victoria como un líder en guerra, pero, ¿de verdad lo creo?, muchos factores me demuestran lo contrario. Mi carecimiento de preocupación, mi ignorancia, mi analfabetismo tomado, mi poca disciplina. Esto va más alla de una batalla perdida, esto puede significar el fracaso en la guerra, una guerra representada por los conflictos personales y sociales, algo que psicologicamente me va a destruir. Pocas cosas quedan ya que me otorguen vida, el regocijo en la amistad que muchas veces pretende mi satisfacción por un periodo efímero de tiempo y el amor, que poco a poco siento que colapsa ante mi falta de verdaderas facultades útiles en la vida, no valgo la pena, el amor representado por la mujer extraordinaria en el completo sentido del concepto y por supuesto, la persona que dibuja sonrisas en mi ser y se compone de una hermosa relación intelectual y emocional, ese amor, soy indigno de él, no puedo ofrecerle tanto como quisiera para complacer su espíritu y volverla una persona más feliz.
Tumblr media
2 notes · View notes
jgmail · 6 years ago
Text
Lucha de clases en el siglo XXI
Tumblr media
Por Geidar Dzhemal
ÉPOCA ACTUAL COMO CAMPO DE BATALLA ENTRE LOS CLANES BUROCRÁTICOS MUNDIALES
26 de junio de 2012, Revista Odnako.org #20 (129)
Se trata del primer artículo del ciclo “Lucha de clases en el siglo XXI”. En los próximos artículos hablaremos de los dueños de estos clanes, del proyecto del gobierno mundial y del trasfondo teológico de la lucha de clases.
Traducido del ruso. Indudablemente el mayor mérito del marxismo consistía en que utilizaba el “enfoque de clase”. Esa específica expresión define a la vez varias posturas intelectuales. En primer lugar se trata de la doctrina de la lucha de clases. Representa el fundamento y el nervio del marxismo. Según esta doctrina la humanidad cuya principal ocupación consiste en el intercambio de substancias con el medio que la rodea, se divide en grupos que juegan distintos papeles dentro de este intercambio. Se diferencian por su relación con el proceso de producción y el consumo de los bienes. En el marxismo las clases se definen estrictamente desde el punto de vista de la economía, de manera “materialista”. Sin embargo hay que señalar que el marxismo no puede mantener la pureza de su enfoque materialista y se tiñe de entusiasmo irracional cuando habla del papel mesiánico liberador de la misión del proletariado. Segundo momento importante del enfoque de clase, aparte de la propia doctrina, es el análisis de clase. Lo que significa que detrás de lo que ocurre en la escena política el marxismo busca la lucha de grupos que persiguen sus intereses de grupo concretos. Si se trata de la historia, tan solo hay que determinar en qué época qué clases están actuando. Por ejemplo, sería extraño intentar comprender a través de las realidades de la “Situación de la clase obrera en Inglaterra” (trabajo de Engels) la situación en Florencia del siglo XIV: ¡se trata de clases distintas! Pero si los actores de cada época están determinados, la comprensión de cualquier acontecimiento se convierte en algo fácil y entretenido…
Después del derrumbe del sistema socialista el marxismo quedó desacreditado tanto como ideología política como método científico. Su deconstrucción comenzó al menos treinta años antes del final formal de la partocracia soviética. Por un lado surgió el fenómeno del eurocomunismo que desafió la visión dogmática, oficial de Marx en la URSS. En Europa comenzaron a añadir al materialismo histórico el psicoanálisis, existencialismo e, incluso, nietzscheanismo, preparando así los cocteles ideológicos difícilmente digeribles para Moscú. Pero también el propio Moscú era “bueno”: después de desembarazarse de Kruchev, los enfermos y deseosos de encontrar la tranquilidad “ancianos del Kremlin” idearon la convergencia con el capitalismo y mataron la más viva célula del marxismo-leninismo – renunciaron públicamente la tesis de la dictadura del proletariado.
El Kremlin soviético anunció que la lucha de clases en la URSS había terminado, el proletariado se había convertido en la clase obrera, que aún ocupando el privilegiado lugar central, se ha vuelto muy buena a lo largo del medio siglo del poder soviético y ya no quería dictar. Como que se había construido un estado popular para todos, en el que lógicamente existían diferencias entre distintos grupos (por ejemplo, entre los profesores y las vaqueras), pero que no eran tan fundamentales.
La sociedad global actual consume la experiencia de la historia soviética a cucharadas como una medicina milagrosa. Uno de los momentos más importantes de esta experiencia es la comprensión de que el enfoque de clase conlleva un colosal peligro para el orden mundial. Precisamente por eso todos los recursos de la mediocracia actual están movilizados para el lavado de cerebro del hombre-masa mundial para convencerle del mito de una sociedad común, de la causa común, de la solidaridad liberal de Strauss Kahn con la chacha de Guinea y del pintor muerto de hambre con el príncipe de Mónaco. Todos viven para la felicidad y el bienestar en el paraíso liberal, donde el uno por ciento de los pudientes posee el 90% de las riquezas de la Tierra.
Hablar de otra manera, señalar cualquier tipo de desigualdad político-social en esta sociedad políticamente correcta significa el extremismo y hate speech. Te meten en la cárcel. La desigualdad solo existe en la horizontal y no en la vertical: lamentable desigualdad de algunas minorías. Los gays aún no son del todo iguales a los heterosexuales, las mujeres aún no han neutralizado del todo el factor masculino, las minorías nacionales en algún lugar aún no dominan sobre la mayoría étnica, pero se lucha contra ello. Cualquier intento de señalar que en la sociedad actual los poderosos no solo no desean el bien a todo lo vivo, sino que convencidos tienden al mal, se encontrará con tales medidas de fuerza y persecución jurídica, que los totalitarios tiempos soviéticos en comparación con los actuales parecen de color rosa.
Se debe devolver a la politología actual el análisis de clase como un método impecable. El problema consiste en que, en primer lugar, ya no hay clases que había en los tiempos de Marx o, incluso, de Stalin maduro. Y en segundo lugar: también en los tiempos de Marx la verdadera naturaleza de las clases de diferenciaba de la que figuraba en su doctrina.
Es inútil agarrarse al materialismo histórico. No aguanta la crítica lógica, porque los impulsos materialistas no forman historia. Historia es un motivo dramático que tiene sentido y que presupone que dentro del Gran Tiempo humano se esconde una intención. Historia es el conflicto entre los tipos de conciencia, tan solo velado por los intereses egoístas. En realidad, todavía Hegel señalaba que el Espíritu universal utiliza a los hombres como instrumentos, implicándolos en la acción a través de sus pasiones, deseos e intereses. Los hombres piensan que están resolviendo los asuntos de su éxito personal y en realidad se convierten en las marionetas del Espíritu universal (Idea).
El hombre actual del socium liberal global está desclasado desde el principio, independientemente de su fortuna y estatus social (la única excepción son el clero y la aristocracia hereditaria, pero de ellos hablaremos más tarde). Está desclasado, ante todo, porque está desprovisto de estamento. En otras palabras, no posee la moral estamental, ideología, orientaciones que nítidamente determinaban unos u otros grupos funcionales en una sociedad jerárquica vertical. Pero esto no quiere decir que el socium de hoy, el espacio político de las megapolis esté desprovisto de la vertical. La principal división que salta a la vista incluso con un análisis superficial es la división entre el elemento desclasado, que no está organizado, pero sufre la organización y control y otro elemento, aparentemente también desclasado que está organizado y que organiza y controla a los demás. En un lenguaje llano se trata de la polarización social entre la población y los funcionarios.
El secreto de esta polarización consiste en que desde el punto de vista antropológico-social tanto el burócrata como el hombre de la calle pertenecen exactamente al mismo tipo. Se trata del desprovisto de raíces habitante de la ciudad medio instruido que en la época posburguesa (después de 1945) ha adquirido nuevos derechos, posibilidades y libertades. Para semejante lumpen de nuevo tipo -  a diferencia del viejo lumpen que eran proletarios desempleados criminalizados – la desaparición en el mundo occidental de la posguerra de una nítida estructura estamental, al mismo tiempo representa la desaparición de la disciplina real. Los padres y abuelos del plancton de la megapolis anterior a la guerra recibían palizas en casa, las tundas de los maestros en el colegio y conocían su lugar social. Aquellos de entre ellos que lograban alcanzar el puesto de algún “maestro de postas” se respetaban enormemente a sí mismos y al sistema que les proporcionaba el estatuto de “tornillo” para convertirlos en “personas”.
Las generaciones de posguerra recuerdan a las partículas del movimiento browniano: están atomizadas, únicamente se someten a la presión de la ley policial, son oportunistas al máximo y se orientan en mayor o menor grado hacia el parasitismo social. Por eso la frontera entre aquellos que se quedan en la calle – o en el mejor de los casos – en las insignificantes oficinas, y aquellos que acceden a los Despachos, se determina tan solo por la capacidad de disciplina y la disposición de mantener  las relaciones corporativas de mando y obediencia. Por fuera de estos despachos queda el lumpen desorganizado. En su interior penetra el lumpen organizado. Como regla, este tipo de burocracia estatal se forma a partir del elemento desclasado al que menos generaciones separan de la “tierra”. En otras palabras, el burócrata nacional aún recuerda al abuelo campesino.
La burocracia nacional se afianza sobre los tres pilares, orgánicamente relacionadas con la mentalidad campesina, que en las condiciones urbanas o se descompone o se convierte en las virtudes del aparato: anonimato, procedimiento y disciplina. El procedimiento es aquello gracias a lo cual el burócrata tiene el poder. Es la barrera guardacruce y por traspasarla la burocracia estatal cobra el tributo a la sociedad. La mercancía que produce la burocracia es la firma de autorización en el documento. El procedimiento solo funciona en las condiciones de la disciplina más estricta, cuando todos los engranajes de la máquina están perfectamente engarzados unos con otros. En el trabajo del aparato no hay lugar para la iniciativa, arranques personales, quedan excluidos los altibajos psicológicos. Por eso para la corporación burocrática la presencia de una personalidad mínimamente destacada es un pecado imperdonable. El mundo de los despachos es una estructura de red, en la que están sentados los ceros humanos que se comunican telepáticamente unos con otros.
La base común que atraviesa a estas tres posiciones – anonimato, procedimiento y disciplina – es el ansia de seguridad, de lo predecible arraigada en los genes campesinos. La seguridad como garantía estatal del presente, como la pensión por los años servidos, como lo inevitable de la existencia de un mismo sistema estatal mañana y pasado mañana, gracias a los cuales el lumpen organizado se libra del terror existencial ante el medio natural, que para él como el nuevo habitante de la ciudad se convierte en el impredecible medio de la megapolis.
La sociedad urbana, el lumpen desorganizado del gran mundo fuera del despacho – es el enemigo del funcionario del aparato, pero desde hace algún tiempo tiene a un enemigo mucho más terrible y real. Nuestra época de la transición crítica se caracteriza por una cruel lucha entre dos macrocorporaciones burocráticas. Por un lado, ya descrita burocracia nacional: ejército de parásitos sin rostro, con raíces campesinas  y las tecnologías de procedimiento. Ellos actúan en un medio que comprenden, que habla su idioma, viven de los medios asignados por los presupuestos, que se forman de los bolsillos de sus conciudadanos, tratan con el sistema político que entienden de los partidos y movimientos detrás de los cuales está “el electorado”. Sus competencias permanecen dentro de unos determinados límites y las relaciones con las corporaciones de los funcionarios de estado de otras naciones se reglamentan según los procedimientos específicos internacionales que ellos entienden.
Por otro lado, a lo largo de los últimos decenios se ha formado una nueva corporación de burócratas internacionales. En los años de posguerra varias superpotencias y grandes potencias, que dividieron el mundo entre sí, crearon para gobernarlo las uniones supraestatales de tipo civil y militar, la primera de las cuales fue, por supuesto, la ONU. En un principio los aparatos de los funcionarios de estas organizaciones supraestatales dependían totalmente de las capitales imperiales que asignaban los medios para su funcionamiento. Pero poco a poco esas estructuras se complicaron, crecieron y se independizaron prácticamente del todo de sus sponsors iniciales, convirtiéndose en las estructuras burocráticas independientes. La complejidad y el carácter multiaspectual de la burocracia internacional, el entrelazamiento de sus distintas subsecciones fueron creciendo en avalancha a lo largo de los últimos decenios. Hoy podemos hablar de al menos tres tipos principales de la burocracia internacional.
El primer tipo es la burocracia supraestatal, en la que entra en primer lugar el complejísimo aparato de la ONU y de su filial humanitario – UNESCO. Son los interminables comités y comisiones, es – no olvidemos – la dimensión militar (“misiones de paz”), la educación, beneficencia y la defensa de los derechos. La burocracia supraestatal es la que más cerca se ha acercado al ambicioso proyecto de la formación del gobierno mundial. El segundo tipo de la burocracia internacional es su sección interestatal. A él pertenecen  los aparatos de las formaciones supranacionales regionales como la Unión Europea, la Liga de los Estados Árabes, Organización de los Estados Americanos, etc. Paradójicamente esas estructuras tienen más libertad burocrática que las formaciones globales que teóricamente están por encima y pertenecen a la ONU: así, por ejemplo, en la Unión Europea los estados miembros no tienen derecho al veto. No olvidemos tampoco una sección especial de la burocracia interestatal – la burocracia de uniforme que manda los bloques militares. Pese a la desaparición del campo socialista ahora hay tantos como hace medio siglo.
Y, por último, la burocracia no estatal. Son los aparatos de los fondos internacionales, de las organizaciones benéficas como la Amnistía Internacional  o Greenpeace, así como las asociaciones deportivas internacionales.
Estas tres secciones principales forman una fuerza que no tiene las limitaciones de las burocracias nacionales. Para ellos no existen los electorados, presupuestos, políticos nacionales como los factores con los que hay que contar. Por eso la burocracia internacional y la nacional están separadas por la indudable incompatibilidad de los intereses tanto económicos como políticos. Tienen diferentes dueños, distintas fuentes de financiación, diferentes métodos de control. Y lo más importante – tienen distintos conceptos de cómo mantener su propia seguridad. Hoy son como dos dragones que luchan entrelazados en un abrazo mortal. Libia, Egipto, Túnez que se han transformado ante nuestros ojos son en realidad son los campos de batalla en los que la burocracia internacional ha vencido a los aparatos de las soberanías nacionales.
LOS DUEÑOS DE LOS CLANES BUROCRÁTICOS
30 de junio de 2012,  Revista Odnako.org #21 (130)
Traducido del ruso. Por su composición humana y de cuadros la burocracia internacional se diferencia fundamentalmente de las burocracias nacionales. Estas dos corporaciones se diferencian no solo por su ideología, objetivos históricos, métodos de gobierno y fuentes de financiación. Se oponen también por su base antropológica: poseen distinta antropología social.
Antes hemos dicho que existen tres tipos fundamentales de burocracia internacional: supraestatal, interestatal y no estatal. Las fuentes para el suministro de los cuadros de estos tres contingentes también son distintas.
La más democrática es la génesis de los burócratas interestatales. Por lo general, se trata de personas procedentes de pequeños partidos marginales, que en sus estados han obtenido el estatus de parlamentarios, pero que no tienen perspectivas de entrar en la tendencia mayoritaria. Normalmente se trata de los partidos próximos a los social-demócratas de izquierda o a los “verdes”. Por supuesto, que los funcionarios que llegan a las estructuras de Bruselas a través de este canal, representan un tipo especial de personas que quieren hacer carrera, para quienes las organizaciones políticas nacionales son un estorbo en la lucha por el estatus burocrático internacional.
Los funcionarios que entran en las estructuras supraestatales, como regla, poseen la experiencia de trabajo en los organismos gubernamentales de tal o cual estado y en sus puestos han demostrado ser los promotores del “gobierno mundial” (en fase de formación). Se trata de los funcionarios que hace tiempo han traicionado a sus corporaciones burocráticas nacionales, que han demostrado su lealtad al establishment cosmopolita y que han sido solicitados a nivel de la ONU o de las estructuras interestatales. A veces se les abre la posibilidad de volver al formato de la dirección nacional – lógicamente, para ocupar los máximos puestos. Semejante rotación no diluye la frontera entre la burocracia nacional y sus colegas-oponentes cosmopolitas. Se trata más bien de la rotura de una burocracia nacional concreta, de su sumisión total al “gobierno mundial”. Es lo que nos señalan en particular las nominaciones de Amr Musa (ex-secretario de la Liga de los Estado Árabes) y de Muhhamad Baradei (ex-dirigente del Organismo Internacional de la Energía Atómica) al puesto de presidente de Egipto. La claridad del caso se potencia todavía más si pensamos que con Mubárak Egipto representaba el ejemplo de la burocracia nacional clásica, estrechamente ligada a los republicanos de los EE.UU. La burocracia internacional, apoyada por los demócratas de izquierda con Obama a la cabeza ha intentado aprovechar el movimiento antiautoritario masivo en Egipto para colar a sus candidatos. Cuando quedó claro que los personajes tan odiosos desde el punto de vista de la corporación nacional-burocrática como A.Musa y M. Baradei no tienen posibilidades, el establishment cosmopolita y la Casa Blanca de Obama estaban dispuestos a aceptar incluso al candidato de los Hermanos Musulmanes que les conviene más que cualquier burócrata nacional del aparato de Mubarak. Como resultado, Egipto se encuentra al borde de la guerra civil, que en nuestros días es la forma más frecuente de la lucha entre la burocracia internacional y el funcionariado nacional en cada país concreto.
La más elitista dentro de la corporación de la burocracia internacional es la clase del funcionariado no estatal. Sus estructuras, por un lado están estrechamente relacionadas con los clubs conceptuales que representan las estructuras creativas reales del poder mundial. Por otro lado, precisamente las organizaciones internacionales no gubernamentales tienen las posibilidades de colaborar con el crimen organizado internacional. A través de ellas pasa el dinero de la mafia que debe ser lavado. Con frecuencia justamente en esas “organizaciones no gubernamentales” – en su dirección, entre sus fundadores – descubrimos a los representantes de la vieja nobleza hereditaria, que tiene relación directa con el sistema del poder a través de los clubs.
Por cierto, las organizaciones internacionales no gubernamentales son las menos transparentes y menos controlables ante los organismos de control, máxime teniendo en cuenta que estos organismos de control a su vez pertenecen a las estructuras corporativas internacionales. Cualquier intento por parte de las burocracias nacionales de desafiar la autonomía de las organizaciones no gubernamentales provoca, como regla, un escándalo político.
Burocracia como corporación es un “animal” que siempre necesita  tener dueño. Tanto los burócratas nacionales como los internacionales tienen sus dueños. Naturalmente no solo son distintos, sino que están enfrentados.
Los dueños de la burocracia nacional son los buenos viejos liberales de formación clásica. Es justamente aquella clase política que ascendió para tener vida propia en el siglo XVIII, preparó y llevó a cabo la Gran Revolución Francesa y que, creando al socio político de esta revolución, preparó y llevó a cabo la liberación de las colonias americanas de la metrópoli real británica. El liberalismo clásico que se apoya en los tres pilares de la nueva mentalidad occidental – el protestantismo en cualquiera de sus formas, el préstamo bancario y “el imperio de la ley”, es decir la “jurocracia” (el predominio de los juristas) – es en el plano humano un grupo de personas de profesiones liberales (abogados, especuladores, bohemia artística etc.) que están unidos, por un lado, por su rechazo del régimen feudal-monárquico, por otro – en no menor medida – por su oposición interior a la burguesía industrial.
Cuando hablamos del “protestantismo en cualquiera de sus formas”, no se trata únicamente del luteranismo, calvinismo y demás sectas moralizadoras, sino también de las nuevas formas de “religiosidad laica”, inspiradas por el cristianismo entendido a través del humanismo. Las versiones laico-filosóficas del cristianismo, repensado fuera del contexto eclesiástico, pueden tener un marco teórico muy amplio, hasta la filosofía de la Ilustración, cuya conexión con los hugonotes aplastados en Francia fue perfectamente real. (Estrictamente hablando, el propio marxismo, siendo la versión más izquierdista del liberalismo clásico, también hunde sus raíces en el protestantismo y se inspira en su pathos, sin hablar de que en perfecta correspondencia con la lógica social de la clase liberal, se dirige en primer lugar contra el capital industrial. La misma idea socialista es, ante todo, la subordinación del capital industrial al financiero que, a su vez se subordina a la corporación burocrática del Estado).
El desarrollo de la clase liberal en su sentido clásico llevó a la creación y afianzamiento del sujeto de derecho e ideológico llamado “estado-nación”. El liberalismo logró someter a su juego no solo a la burguesía industrial, que en todos los países adquirió la característica de “nacional” – los liberales impusieron la segmentación en estados nacionales incluso al establishment monárquico. Como resultado ya en la segunda mitad del siglo XIX las monarquías perdieron su rasgo importantísimo: el aspecto sagrado sobrehumano, que convertía a las monarquías en un fenómeno por principio supranacional. Poco antes de la Primera Guerra Mundial las monarquías se habían convertido en liberales, “domesticadas”, en gran medida dependientes de los partidos parlamentarios. Los observadores de aquel tiempo llamaban a estos partidos “burgueses”; en realidad  los verdaderos jugadores en el campo público no eran los capitalistas clásicos, sino la gente de profesiones liberales: abogados, médicos, corredores de bolsa, que se habían transformado en los demagogos profesionales. Precisamente esta clase de personas que vivía no tanto a costa de la economía real del “intercambio de los elementos”, como a costa de la economía de los servicios, es decir a costa de la naciente sociedad civil con sus nuevas necesidades – es la que se convirtió en el dueño real (mucho más que las dinastías y las cortes) de la corporación nacional-burocrática que se acababa de crear. En el período de preguerra los burócratas de Europa monárquica eran en mucha mayor medida controlados por los parlamentos que por las cancillerías de sus majestades.
En el siglo XIX el liberalismo se dividió en el campo de la izquierda y de la derecha. El liberalismo de derecha ganó la guerra civil en los EE.UU., afianzándose en forma del estado burocrático republicano. El liberalismo de izquierda venció en la guerra civil en Rusia de 1918 – 1921 creando en ella la burocracia socialista del partido (nomenklatura). Con ella la cosa tampoco es tan fácil, porque protegiéndose durante mucho tiempo detrás de las tesis de la dictadura del proletariado y, después, de la hegemonía de la clase obrera, la nomenklatura del partido en gran medida dependía de la así llamada “capa intermedia” – intelligentsia soviética.
La parte más influyente, más “del club” de esta intelligentsia  soviética eran los ponentes (“referentura” en ruso, encargados de escribir los discursos y textos programáticos)  de los órganos del partido-gobierno, los “cuellos blancos”. Sobre ellos se orientaban y de ellos dependían las capas superiores de la intelectualidad creativa y científico-técnica. Fue esa “referentura” junto con las “personas de profesiones liberales” la que llevó el régimen al desastre, ya que se había convertido en un obstáculo para sus instintos depredadores corporativos. Hoy los enclaves más fuertes de la burocracia nacional en el mundo son el Partido Republicano de los EE.UU.y el Partido Comunista de China, los polos derecho e izquierdo de la corporación mundial nacional-burocrática.
De manera que todas las burocracias nacionales que aún no han sido arrolladas por el rodillo del funcionariado cosmopolita tienen que orientarse hacia uno de ellos. La mayoría de los burócratas nacionales por el momento están mayoritariamente relacionados con los republicanos norteamericanos, pero ante nuestros ojos crece el campo de aquellos que ven el salvavidas en la alianza  de la República Popular China con los burócratas estatales rusos, representantes de las estructuras de fuerza (“cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado” – N. del T.).
No en última instancia semejante reorientación se debe a que los republicanos estadounidenses, como resultado de las acciones aventureras de los neoconservadores con Bush a la cabeza, han perdido la iniciativa política en los propios Estados Unidos, por lo que difícilmente pueden en las actuales circunstancias de crisis salvar a sus creaturas, que caen una tras otra bajo el rodillo de los cosmopolitas que han logrado dominar  la ola de la cólera de la “calle mundial”.
La burocracia internacional como sistema expresa la voluntad política de las viejas élites, a las que las revoluciones, guerras mundiales y demás conmociones del siglo pasado han obligado a retroceder temporalmente a la sombra.
El club tradicionalista que reúne en sus filas las capas superiores del clericalismo multiconfesional – desde el Papa de Roma hasta Dalai-lama y los sheij sufís – con las casas aristocráticas, algunas de las cuales siguen siendo dinastías reinantes, - es la base humana de la dimensión significativa del tiempo, en el que la historia aparece como un guión religioso. Claro que este club es tan solo uno de los principales protagonistas del megadrama histórico, pero pretende usurpar por completo el control sobre el curso de la historia y convertirse en el único beneficiario del proceso histórico.
Los monarcas ya habían planeado algún tiempo atrás crear el gobierno mundial. Para ello necesitaban liberarse de los nacional-liberales y de los parlamentos creados por ellos, acusar a los partidos políticos de los sanguinarios crímenes cometidos con sus propios pueblos y conseguir que las masas movilizadas obedecieran completamente a la dimensión sagrada del poder. Cosa que debía ocurrir en el transcurso de una rápida guerra mundial, iniciada por los parlamentos y detenida por los monarcas reinantes. En este caso los lazos de parentesco entre los monarcas debían transformarse en la garantía de la paz eterna y aquel mismo gobierno mundial benefactor, sobre el que a lo largo de todo el siglo XIX posnapoleónico han estado susurrando los clericales de extrema derecha…
¡No ha podido ser! Los nacional-liberales ganaron a los monarcas, prolongando la guerra y convirtiendo al establishment aristocrático en odioso ante los ojos de millones que durante los cuatro años han estado muriendo en las trincheras.
Pero para este círculo de personas que vive y piensa por muchas generaciones y tiene las premisas antropológicas constantes, un retroceso temporal no es más que una pequeña interrupción, un estímulo para la revancha. La época de Lutero, las Guerras Campesinas representaron un desafío mucho más serio para la jerarquía sagrada, pero en aquella etapa todo terminó con la Contrarreforma. En la segunda mitad del siglo XX el Club Tradicionalista ha logrado organizar a la burocracia internacional, que ya hoy representa el borrador del futuro gobierno mundial.
GOBIERNO MUNDIAL Y EL FIN DE LA DEMOCRCIA ELECTORAL
7 de julio de 2012, Revista Odnako.org #22 (131)
Traducido del ruso. A lo largo de los siglos el tema del gobierno mundial fue objeto de fantasías políticas, sueños y proyectos entre muchos pensadores preocupados por la paz mundial y el bienestar. El gobierno mundial parecía la panacea para todos los males que aquejan a la humanidad. En realidad la propia aparición del concepto del gobierno mundial centralizado rompía con la Edad Media y abría el camino a las iniciativas que más tarde fueron bautizadas como “Modernidad”.
Pero es tan solo una ilusión progresista pensar que semejantes concepciones son el producto de la mentalidad de la Época Moderna. En realidad la idea del gobierno mundial o, más exactamente, del “Rey del mundo” es una idea perfectamente tradicional oculta, propia de muchos sistemas simbólicos. De manera evidente el gobernante del mundo está presente en la metafísica budista y en la teología católica. Pax Romana – el Imperio Romano – también se fundamentaba en la idea de la unión de todos los pueblos bajo el mando de un único centro imperial. Antes de Roma el intento más significativo de crear el gobierno mundial fue realizado por Alejandro Magno – 300 años antes de Jesucristo. Más éxito en la misma dirección obtuvo Gengis Khan cuyo imperio duró más tiempo… En otras palabras, la idea de un mundo unificado gobernado por un solo hombre está presente en la conciencia religiosa desarrollada y en la práctica histórica. Por cierto, también los imperios coloniales de alguna manera formaban el gobierno mundial, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de ellos eran gobernados por parientes.
Detrás de la idea del gobierno mundial siempre ha estado la idea monárquica, cosa natural si tenemos en cuenta su carácter simbólico-oculto. Desde el punto de vista de los portadores de la conciencia tradicionalista, la humanidad en cualquier caso está gobernada desde un centro oculto a los profanos, que de una u otra manera controla a los gobernantes y líderes de las naciones que están a la vista de todos. Aunque aquí ya entraríamos en la conspirología…
Pero sí que, indudablemente, existió la intención de los monarcas en vísperas de la Primera Guerra Mundial de aprovechar el shock y el sobresalto provocados por el enfrentamiento bélico de las naciones europeas para deshacerse de las democracias parlamentarias que coexistían con el establishment monárquico en prácticamente todo el mundo occidental. En esencia la idea era muy sencilla: la culpa por desatar la guerra era de los partidos políticos y los banqueros. En el caso del buen término de este plan, los monarcas – padres de sus respectivos pueblos – asumían el gobierno, disolviendo los parlamentos y entregando a los tribunales a los presidentes de los partidos y los diputados como enemigos de la humanidad. Ciertamente ¿acaso no votaron todos ellos por los presupuestos de defensa, no votaron por la guerra?
El plan de los monarcas en los inicios del siglo XX no funcionó. El curso de la guerra se escapó de su control y el bando ganador fueron los nacional-liberales. En algunos países el fracaso de la “conspiración monárquica” derivó incluso en el fin del Antiguo Régimen.
La idea del gobierno mundial “brilló” con nueva fuerza con la creación de la Liga de Naciones y sobre todo ya después de la Segunda Guerra Mundial con la fundación de la ONU. Pero en esta nueva etapa el tema fue acompañado de la aparición en la escena política de una nueva clase – la burocracia internacional, una realidad casi desconocida hasta la Segunda Guerra Mundial.
La aparición de la burocracia mundial representaba el final del liberalismo en sus formas clásicas, la llegada de los neoliberales a todas las estructuras de mando político y económico y el ocaso de la democracia electoral que parecía una conquista inalienable de la época moderna.
El mismo concepto de la democracia fue cambiando radicalmente a lo largo de los últimos doscientos años. En el siglo XIX sobresaltado por las guerras napoleónicas y el posterior crecimiento del movimiento revolucionario en Europa los monarcas se vieron obligados a cambiar su posicionamiento en la conciencia de las masas. El liberalismo y la difusión de las ideas de la Ilustración francesa entre los de abajo obligaron a la Iglesia a distanciarse de asumir directamente las decisiones políticas del establishment monárquico. El rey seguía siendo el ungido por Dios, pero aparecía cada vez más no como una figura metafísica, sino como un líder nacional. La figura coronada se convertía en el símbolo del alma colectiva de la nación. La nación a su vez adquiría los rasgos de una unión mística, convirtiéndose en una especie de “iglesia civil” alternativa. En otras palabras, en el siglo XIX vuelve a la historia el fenómeno del paganismo político, característico del mundo precristiano, en primer lugar greco-latino. El paganismo político, relacionado con la unión nacional mistificada (en la que los límites entre los conceptos de “nación” y “pueblo” se van borrando hasta su práctica fusión) exige la democracia como la expresión ritual de la mística de la tierra. Vox populi – vox dei  – el inconsciente colectivo se convierte en un valor político y recibe voz propia.
En esta circunstancia las monarquías son repensadas como la legitimación desde arriba de aquello que representa la verdadera fuente de derecho desde abajo. Es exactamente lo que comienza a ser llamado “la monarquía burguesa”. En su espacio social transcurre una rápida marginalización de la tradicional clase feudal de los propietarios  hereditarios de la tierra-guerreros (nobleza meritoria). Al primer plano pasa la aristocracia de la corte, que no tiene ninguna conexión con el recién aparecido electorado y que representa el contrapeso cosmopolita al omnipresente tercer estamento “que piensa en términos nacionales”. El monarca se convierte en un mediador dentro del triángulo “Iglesia – aristocracia – pueblo”.
“Iglesia civil”, que nace del paganismo político de las capas bajas rápidamente se transforma en el así llamado “cuerpo social”, que ya en el último cuarto del siglo XIX se convierte en un serio estorbo para el viejo establishment. El “cuerpo social” genera la “opinión pública”, crea precedentes para el desarrollo de la mentalidad agresiva liberal, y a partir de un cierto momento la iniciativa política abandona el palacio, trasladándose a los parlamentos, tribunales de los jurados, redacciones de los grandes periódicos etc. Se trata del estadio temprano de la democracia moderna.
La segunda etapa de la idea democrática comienza cuando la anterior llega a su culminación lógica. Sobre la ola del afianzamiento de la identidad nacional nace el nacional-liberalismo de extrema derecha, que lleva a la aparición de figuras carismáticas – líderes alternativos a los monarcas. La figura clásica de este tipo fue Mussolini, quien a lo largo de toda su carrera política posó como la alternativa nacional a Víctor Manuel. Mussolini no tenía fuerzas para librarse del rey y de la Iglesia y por eso tuvo que aceptar el Concordato – el acuerdo político entre el Vaticano, la monarquía y la burocracia del partido fascista. Otros tuvieron una situación más ventajosa. Hitler accedió al poder después de haber ganado las elecciones. Era lógico que mantuviera al antiguo káiser en el exilio holandés, eliminado para el Reich cualquier insinuación del retorno al régimen monárquico. En los nuevos estados nacionales, surgidos tras la desintegración de Austro-Hungría, los líderes carismáticos lo tuvieron todavía más fácil, pues detrás de las naciones burguesas de las nuevas formaciones prácticamente no existía ninguna clara tradición monárquica.
El principio del Fuhrer que triunfó tanto en el ala radical-derechista de Europa, como en su flanco radical de izquierda fue la consecuencia lógica de la primera etapa emocional-nacionalista de la democracia europea, por eso el contenido del segundo período que comenzó en seguida después de 1945 está determinado por la principal preocupación del establishment de no permitir en el futuro la aparición de los Hitler, Mussolini, Antonescu, Horthy ¡y tampoco de Stalin! En realidad el fenómeno del “deshielo de Krushev” se enmarcaba dentro de la reacción de las clases dominantes occidentales ante la amenaza de la nueva personificación del alma colectiva popular en la persona del héroe histórico de turno. En este período llaman “democracia” la sucesión de partidos tan parecidos como gemelos, todas ellos encabezadas por las insignificantes figuras grises, incapaces de emprender ninguna aventura desestabilizadora. La interminable sucesión de los primeros ministros en Francia antes de De Gaulle es el ejemplo clásico y más evidente de lo que ocurría en la escena política mundial. Tanto Churchill como De Gaulle son vistos como figuras carismáticas, peligrosas para la democracia y se las expulsa al fuera de juego. En los Estados Unidos se suprime la posibilidad de tercer mandato para el presidente, en la URSS se condena primero el voluntarismo de Stalin y luego el de Krushev y se impone el estilo de “dirección colegiada”. En este período del desarrollo de la democracia la nación tiene derecho de expresarse a través de cautelosas nulidades que mastican los estereotipos liberales políticamente correctos. El “alma popular” se deconstruye, la idea de la “nación” se racionaliza y se reduce al conjunto de personas que poseen la misma ciudadanía.
El verdadero triunfo de la democracia comienza con la llegada de los neoliberales y la emancipación de la burocracia internacional del dictado imperial de las grandes potencias que habían fundado la ONU. En estas condiciones se lleva a cabo una drástica separación de las esferas de la legitimidad y plenos poderes. Por un lado está el estado nacional – no es tan fácil quitarlo de en medio, por dentro tiene la corporación bastante poderosa de burocracia propia, así como a la “opinión pública” bastante activa. Por el otro lado están la legitimidad y los poderes de los acuerdos internacionales, convenios y convenciones.
La mayoría de los países firma todo tipo de convenios, en los que en el primer punto consta su prioridad con respecto a las leyes nacionales. Todos los acuerdos – tanto si tratan de los derechos humanos como de la expulsión de humos tóxicos a la atmósfera – poseen la hegemonía jurídica y triunfan sobre la legislación nacional. Cuando el fiscal ruso toma el cargo pronuncia el juramento en el que promete cumplir las obligaciones internacionales que tienen la fuerza de ley en el territorio de la Federación Rusa.
Lo cual significa que la burocracia internacional que está directamente relacionada con la aplicación práctica de todos estos acuerdos está más legitimada que sus colegas de la corporación de las burocracias nacionales.
¿Qué es la democracia en esta tercera etapa, la misma en la que la ONU, UE y la OTAN llevan a toda la humanidad sobre las alas de sus bombarderos? La democracia actual significa la máxima transparencia de cada país concreto para el gobierno mundial. Lo llaman transparencia informativa, transparencia, derechos del hombre, etc., pero la esencia es la misma: el territorio ocupado por una determinada comunidad no debe representar un obstáculo para la voluntad política de las estructuras corporativas internacionales.
Para asegurarlo hace falta que esta comunidad deje de existir como tal y se convierta en el movimiento browniano de los individuos atomizados. Hace falta eliminar toda mística que trate del “alma colectiva”, “sangre y suelo” y demás “mitología fascistoide”.
Los instrumentos óptimos para la deconstrucción de esta solidaridad étnica son el feminismo, el movimiento gay, la contraposición de todo tipo de minorías a la mayoría, etc. De manera que si en los comienzos de su manifestación histórica la democracia era el sinónimo de la voluntad de la mayoría, ahora la democracia es directamente lo contrario: el desmembramiento de la mayoría y su sustitución por la arbitrariedad de los marginales y los outsider.
Lógicamente se trata tan solo de un período de transición. En una determinada etapa, cuando la mayoría deja de serlo, porque los mecanismos de su solidaridad están rotos, desaparece la necesidad de las minorías. Ya ahora podemos observar las primeras manifestaciones de la más férrea dictadura que trae consigo el triunfo definitivo del gobierno mundial. La falta de derechos de los padres con respecto a sus propios hijos, la falta de derechos de los ciudadanos frente a las fuerzas de seguridad… Los derechos del hombre se transforman en la falta de derechos que se va multiplicando y ya no encuentra oposición por parte de la protesta ideológica (que prácticamente no existe) o por parte de la nación organizada (está puesta de rodillas). Queda muy poco – acabar con unos cuantos últimos enclaves grandes de las burocracias nacionales, que tienen el acceso a las tecnologías modernas de defensa y el gobierno mundial se podrá dar por un hecho consumado.
GOBIERNO MUNDIAL COMO EL CAMINO HACIA LA NUEVA SOCIEDAD
17 de julio de 2012, revista Odnako.org #23 (132)
Traducido del ruso. Todas las discusiones sobre el “Nuevo Orden Mundial” que tuvieron lugar en el discurso social mundial desde los años 30 del siglo XX y hasta los neoconservadores de Bush no fueron en realidad más que las discusiones sobre la nueva formación político-social que viene a sustituir tanto al capitalismo como al socialismo. El socialismo se veía a sí mismo como la salida a la fase final del progreso histórico, pero está claro que esta ambición era ignorada tanto en el Reich, como en los Estados Unidos del modelo 9/11. El socialismo en definitiva no representaba una rotura radical con la historia mundial anterior. Para esta rotura le faltaba lo principal: no superaba el criterio liberal de la “buena vida” – el libre consumo de los bienes materiales.
Claro que en el socialismo estaba presente la corriente religiosa ascética del anticonsumismo, la visión mística de la revolución desde abajo, pero esta visión no superaba los marcos del cosmismo, estaba determinada por el horizonte del titanismo, arraigado en la capa arcaica de la actitud ante el mundo. Este cosmismo titánico dentro del conjunto del fenómeno socialista era marginal con respecto a la línea general materialista.
Sin embargo el discurso sobre el “Nuevo Orden Mundial” necesariamente presupone una reorientación cardinal y la colocación como piedra de toque de aquello que la corriente intelectual dominante de los siglos XIX y XX consideraba como algo periférico y desechable, más concretamente se trata de la “metafísica”.
La metafísica vuelve hoy al primer plano de los sobreentendidos políticos, al espacio de la “Gran sociología”. Vuelve de manera renovada, después de que los yacimientos de la herencia intelectual común de la humanidad fueron desmontados y limpiados por la deconstrucción posmodernista. Hoy de nuevo resulta que todo lo que ocurre en el mundo no ocurre en el nombre de lo que hay en este mundo…
Es característico que los economistas y politólogos actuales evitan utilizar el término “formación político-social”. Está relacionado con la visión marxista providencialista de la historia, que para los “clásicos” se dividía en cinco “formaciones”, como los tonos de la música china. Primitiva, esclavista, feudal, capitalista, y, por último, aquella misma, “la nuestra”…
Hoy el concepto de “formación” ha sido sustituido por la expresión más políticamente correcta de “régimen tecnológico”. Los actuales dueños del discurso no se dan prisa por enseñar sus cartas. Prefieren evitar las insinuaciones acerca de la teleología escatológica del tiempo. Las formaciones llevan al final de la historia, pero puede haber multitud de regímenes tecnológicos.
Del mismo modo la vieja economía política fue sustituida por economics que promueven y enseñan en todos los centros de formación del management. Todo ello se puede definir como los “subterfugios del período de transición”. Su objetivo es no ahuyentar a la presa, es decir a la humanidad obediente a las leyes que puebla las junglas de la megápolis mundial.
Claro que también la división marxista en las cinco formaciones era mitológica y metodológicamente defectuosa. En el “providencialismo cosmista” marxista pese al monismo filosófico subrayado con insistencia y la referencia a la dichosa infraestructura en forma de la eterna “necesidad de comer y de vestirse”, sin embargo, estaba ausente la idea de la verdadera unidad de la humanidad en el tiempo. Esta unidad no se puede entender pensando que el esclavo en la antigua Roma y el proletario del Birmingam tienen las mismas necesidades biológicas. En realidad la unidad histórica de la humanidad como sujeto colectivo desde el momento de su aparición y hasta el final escatológico consiste en que es la portadora de un mismo problema, independientemente de las circunstancias del tiempo y del lugar y de las peripecias de la trama histórica.
El eterno problema de la humanidad que atraviesa a toda la historia es el problema de la absoluta oposición y despiadada lucha entre los dos polos metafísicos: el ser y la conciencia. Precisamente esta oposición conforma el secreto de un fenómeno como el tiempo.
La duración en su sentido físico no forma el tiempo por sí misma. La duración no posee un carácter irreversible, todos los elementos barajados en el proceso de la duración física pueden cambiarse de posición, si no poseen el significado que convierte su sucesión en irreversible. En otras palabras, existe un abismo entre la duración que se refiere a los objetos y el tiempo, que representa un argumento en su dinámica que va de un principio a un final. Señalamos aquí la diferencia absoluta que existe entre un proceso químico o cualquier otro proceso natural y, por ejemplo, la acción que se desarrolla en el escenario de un teatro; acción en la que es imposible cambiar los elementos de lugar y que presupone un punto de partida y un final. Pero el patrón del argumento, que forma el tiempo a diferencia de la simple duración, es la vida humana, que tiene comienzo y final. La cuestión no es que con la muerte el hombre desaparece; también los animales y los objetos inanimados desaparecen. El asunto está en que en cada segundo (con cada contracción del músculo del corazón) de la vida del hombre, él es el espejo de su inevitable final, percibe la muerte como el criterio de su unicidad y la base de su testimonio individual sobre el ser. Justamente “la vida hacia la muerte” es lo que convierte la duración en el tiempo. A su vez, el meta-argumento colectivo  que se refiere al conjunto de la humanidad convierte el tiempo en Historia.
La conciencia de la muerte en cada momento de la vida forma el “aquí y ahora” de la conciencia que está testimoniando. En realidad esa es la conciencia como tal, porque todo lo demás – conocimientos, sensaciones, impresiones, emociones – son las objetivaciones del Yo real, que se hacen posibles gracias a esta presencia permanente de la muerte en cada instante vivido.
El tiempo vital puede ser gastado de dos maneras. O el hombre de alguna manera participa en el gigantesco y complejo mecanismo de la sociedad, o se convierte en monje en el desierto, escupe al techo o se sale del juego social de cualquier otra manera. Si el hombre es un miembro de la sociedad, su tiempo vital es alienado y convertido en capital. Puede ser un desempleado o un bandido. En ambos casos su existencia crea innumerables nuevas relaciones sociales, proporciona el trabajo a los empleados de las oficinas de empleo o policías, de una u otra manera se transforma en el producto interior bruto. Todo lo que nos rodea desde el ídolo tribal traído desde África, hasta el trozo de cerámica de unas excavaciones arqueológicas es el tiempo materializado de las generaciones pasadas, transformado en el capital vivo que actúa continuamente.
Capital (y capitalismo) han existido siempre, porque desde el momento de la aparición de la sociedad ha existido la alienación del tiempo, que era convertido en “el ser en conserva”. El fenómeno del hombre universal no es más que el reflejo del puro ser en el espejo de nuestro mundo. Es de lo que justamente hablan los pensadores tradicionales cuando reflexionan sobre el microcosmos y macrocosmos, la “imagen y semejanza”, las analogías entre lo de arriba y lo de abajo. Pero en cualquier reflejo hay que separar el aspecto de la autenticidad del de la ilusión. El reflejo reproduce el original, pero no lo es. El ser que fuera de nosotros es “eterno”, reflejado en la imagen de la humanidad, se convierte en el “ser en el tiempo”.
Sociedad es una gigantesca máquina que extrae la esencia de lo auténtico del factor humano para devolverlo al ser universal objetivo. Se puede decir que la sociedad es el permanente cobrador de impuestos suprahistórico que cobra a cada nacido el impuesto en el interés del dueño metafísico, con respecto al cual todos los faraones y césares no son más que actores que interpretan su papel.
El defecto del marxismo revolucionario consistía exactamente en eso: en la ausencia de la dimensión metafísica, por lo que el concepto de la alienación se convertía en extremadamente banal, reducido en esencia a una representación perfectamente liberal sobre el contenido de la personalidad humana en su relación con el medio. El marxismo tampoco podía, sin traicionarse a sí mismo, plantear la cuestión del conflicto entre el ser y la conciencia como el contenido central de la economía política.
El problema del capital es la desproporción entre su precio en forma alienada y el precio del tiempo vital que aún no se ha convertido en el “ser en conserva” dejado por las generaciones precedentes. Pongamos un ejemplo. Faraón como el “capitalista” de su época disponía del tiempo vital de sus súbditos. Traducido al dinero de ahora apenas costaba nada. Faraón transformaba este tiempo en los canales de riego, palacios y pirámides. Desde el comienzo de la temporada turística en Egipto, inaugurada por Napoleón en 1799, y hasta el día de hoy los turistas, que habían venido para ver las pirámides, dejaron más dinero de lo que costaba todo el tiempo vital de los antiguos egipcios, gastado en su construcción.
A medida de la creciente movilización del factor humano dentro de la dinámica del así llamado “progreso” esta desproporción no hace más que aumentar. Hoy el valor del tiempo vital de la absoluta mayoría de los habitantes de nuestro planeta es extremadamente pequeño comparado con el conjunto del capital planetario, cuyo precio se revaloriza continuamente a la alza. Esa desproporción es mucho más importante que la falta de paridad entre la cantidad del dinero que circula por el mundo y el precio total de todo lo que puede ser comprado (aunque ambos desajustes están relacionados). Sencillamente hablando, los siete mil millones de humanos que viven sobre la tierra, “valen” X, al tiempo que el capital conjunto, en el que entran las acciones de todas las compañías, y los cuadros del Louvre, y multitud de interminables relaciones sociales… vale 7 X. Estos siete mil millones de habitantes según su precio se distribuyen de una manera muy desigual. Mil millones de ellos realmente “valen” X o casi, mientras que el precio de los restantes seis mil millones se acerca al cero. Sin embargo, el mantenimiento de la vida de todos los siete mil millones supera con creces los beneficios del capital conjunto. En otras palabras, la humanidad actual no cubre los gastos de su manutención. En teoría se podría pensar en llevar a los restantes seis mil millones al nivel de los primeros mil millones, a la manera de cómo los bolchevique convirtieron a los 150 millones de la población arcaica analfabeta en una de las sociedades más avanzadas de la época industrial. Pero para realizar semejante hazaña hace falta gastar muchos más medios de los recursos financieros que existen en el mundo al día de hoy. Para convertir el continente africano en Manhattan hoy ya no quedan aquellas damas de la corte a las que poder quitar los diamantes. Solo hay una solución: quitar radicalmente a la economía global la responsabilidad por la existencia de esas seis mil millones de personas que sobran.
¡Es para lo que se necesita el gobierno mundial! Mientras existan las soberanías nacionales que son sujetos de derecho internacional y miembros de la ONU, toda la tensión conflictiva, acumulada en la humanidad, se manifestará en los enfrentamientos entre esos sujetos, los estados nacionales.
Hoy se está creando otro nivel de conflicto: la burocracia internacional contra las soberanías nacionales. Es una fase intermedia, transitoria. La conversión de la burocracia internacional en el gobierno mundial de pleno derecho significará la posibilidad de pasar de los conflictos horizontales de red al conflicto global en la vertical, cuando los de arriba podrán declarar la guerra directamente a los de abajo a nivel mundial, y no solamente a los talibanes, o al dictador Saddam o al torpe Asad. El conflicto entre los de arriba y los de abajo, liberado del deformador prisma de los estados nacionales dará la posibilidad de crear la nueva sociedad libre de las desproporciones cuantitativas, en la que se realizará la forma ideal de la esclavitud, basada en la obligación psicológica. Esa esclavitud, apoyada por las últimas tecnologías informáticas y nuevas fuentes de energía, será según los planes de los estrategas del gobierno mundial el salto a la Edad de Oro, donde ninguna crisis podrá afectar a la multitud de futuras generaciones. En este caso la élite tradicionalista confía en resolver definitivamente la eterna oposición entre el ser y la conciencia (que crea todas las crisis en última instancia) a favor del ser.
EL ISLAM POLÍTICO Y EL "GOBIERNO MUNDIAL"
24 de julio de 2012, Revista Odnako.org #24 (133)
Traducido del ruso. Muchas personas acostumbradas a que el Islam político es un factor antioccidental, no logran aceptar la coexistencia e incluso colaboración entre el Islam radical y la burocracia internacional, que actúan conjuntamente en algunos puntos calientes del planeta.
Recordamos que en su día los Estados Unidos apoyaron a la resistencia afgana y su ala internacional contra el así llamado contingente limitado soviético. (Allí fue, por cierto, donde se creó la marca de la dichosa “Al-Qaeda”, que no es más que la nomenclatura de los comandantes militares de formato internacional, que pueden ser movilizados para las actividades militares en determinados lugares). En general la colaboración del Islam político con algunas fuerzas de Occidente, cuyo orden del día coincidía con el vector de la política islámica en curso, ni siquiera ha comenzado ayer, sino, como mínimo en el siglo XIX. Como jalones principales en el camino de esta colaboración se puede destacar la alianza temporal del Imperio Otomano con Gran Bretaña y Francia contra Rusia en las guerras de Crimea y los Balcanes (por entonces el Imperio Otomano respondía del Islam político en su forma sometida al califato); en el siglo XX el ejemplo de semejante colaboración fue la alianza antibritánica del Islam político y el Reich alemán: la rebelión contra la ocupación británica de Iraq del primer ministro Rashid Geilani, la colaboración con Berlín oficial del Gran Muftí de Jerusalén también contra los ingleses, por último, la presencia de aproximadamente medio millón de musulmanes en las filas de la Wermacht y las Waffen SS, incluidos no menos de 420 mil ciudadanos de la URSS…
Pero no es más que historia. ¿Qué está ocurriendo en los comienzos del segundo decenio del siglo XXI?
La burocracia internacional pretende convertirse en el “gobierno mundial” en un lapso de tiempo muy corto. La cuestión hoy se plantea de tal manera que en el caso del éxito todo el recurso financiero-especulativo de la economía neoliberal quedará directamente sometido a las estructuras políticas internacionales, que se liberan así de las últimas ataduras a los sujetos soberanos del derecho internacional, que en su día crearon estas mismas estructuras. En otras palabras la ONU dejará de ser la Organización de Naciones Unidas que conocemos y se convertirá en un aparato autónomo, con su propia legitimidad oficial, que estará por encima de cualquier legitimidad de un gobierno nacional (si es que quede alguno). Este aparato podrá contratar directamente a las compañías militares privadas, a las que pasarán los mejores representantes de los ejércitos nacionales que se están desmantelando; decidirá las cuestiones de guerra y paz, sin tener en cuenta el derecho al veto, que tienen los sistemas como el Consejo de Seguridad, que se están quedando anticuados a marchas forzadas.
Queda claro que para alcanzar este objetivo, que todavía ayer parecía una siniestra antiutopía, y hoy ha sido logrado por las fuerzas correspondientes en un 60 – 70%, primero debe romperse la resistencia de las soberanías nacionales, deben ser derrotados los bastiones reforzados con armas nucleares como China y Rusia – y por mucho que esto sorprenda a algunos observadores antioccidentales – también los EE.UU. en la medida en que el Partido Republicano aún juega ahí algún papel.
Es evidente que las soberanías nacionales que componen el variopinto mapa político mundial no son iguales. Además de los gigantes como los países de BRIC – Rusia, China, Brasil, India, - también existen países más pequeños, aunque influyentes a nivel regional. Entre ellos en primer lugar están Irán, hasta hace poco Egipto y, por cierto, también Israel… Además las soberanías nacionales se diferencian por los colores ideológicos de las corporaciones burocráticas que ejercen la administración en estos países. Entre las burocracias nacionales las hay que no tienen ninguna perspectiva vital fuera de su soberanía, arraigada en el sistema del derecho internacional salido de la Paz de Westfalia. Esto se refiere sobre todo a los llamados países proscritos. La lista de estos países es móvil como el fuelle del acordeón, puede alargarse y reducirse, creando la melodía de la amenaza dirigida a los estados aún no controlados y no transparentes desde el punto de vista del “gobierno mundial” en formación. También existen otras burocracias nacionales que se encuentran en estado de descomposición moral y no piensan oponerse a la voluntad de la  así llamada comunidad internacional (bajo ésta debe entenderse precisamente la burocracia internacional, que incluye no solamente los aparatos de la ONU, Unión Europea y la OTAN, sino en primer lugar las organizaciones no gubernamentales, en cuyo seno se toman las decisiones más importantes).
La experiencia libia ha demostrado (y la siria en curso lo confirma una vez más), que dentro de cada burocracia nacional, condenada a ser purgada de una u otra manera, siempre hay un montón de funcionarios de distinto rango, deseosos de abandonar su bando y pasarse al “gobierno mundial”, aunque sea en el papel de los funcionarios designados por este último para sus territorios de origen. La conversión en persona non-grata se ve como una catástrofe personal no únicamente en Rusia por un sencillo motivo: la burocracia internacional ya ahora controla los flujos financieros mundiales hasta tal punto que en el caso de oposición directa a esta burocracia se hace totalmente imposible para un funcionario asegurar su futuro personal y el de su familia. Dado que los funcionarios, como regla, son personas desprovistas de cualquier ideología, y todavía menos predispuestas a un sacrificio heroico, las burocracias nacionales que se componen de ellos son “ejércitos” políticos derrotados de antemano. Por eso por el momento los más estables de entre estos regímenes son aquellos construidos de arriba a abajo sobre las relaciones familiares de parentesco: los representantes de estas administraciones sencillamente no tienen a dónde huir.
La burocracia internacional – el “gobierno mundial” en formación – con una estrategia muy correcta se ensaña con las soberanías aisladas más odiosas con una masa político-militar relativamente pequeña, porque en el mapa político esas soberanías representan la clientela de otros patronos más grandes. Así, Siria es un cliente de Irán, y, por ejemplo, Paquistán entra en la clientela geopolítica de China. Los golpes contra los clientes dejan al desnudo a sus patronos, poniendo nerviosos y debilitando la cohesión interior de sus corporaciones burocráticas y preparando su destrucción.
En cuanto a la visión que tiene el Islam político de las soberanías nacionales, es muy importante el carácter secular de las burocracias nacionales, así como la obligatoria presencia de un líder carismático (o de alguien que se posicione como tal) a la cabeza de esas corporaciones. Para el Islam político, en primer lugar, es inaceptable la división del espacio islámico en segmentos nacionales administrativos, independientes entre sí y que en su política se guían por los intereses de Occidente y de las élites compradoras a su servicio. Los líderes carismáticos/dictadores a la cabeza de los regímenes seculares burocráticos que, como regla, tienen una ideología populista, representan lo que en la tradición islámica se llama tagut. Lo que significa la concentración de la idolocracia, cuya esencia es concretamente satánica. Después del fin del califato (y para muchos representantes del Islam político el propio califato Otomano, por lo menos desde los principios del siglo XIX, había perdido las características del gobierno islámico) el objetivo fundamental había consistido en el derribo de todas las administraciones neocoloniales y poscoloniales, impuestas con la ayuda de Occidente en los territorios de la extensión de sharia.
De modo que en nuestros días tiene lugar la coincidencia muy importante, providencial de dos órdenes del día. La burocracia internacional que pretende suprimir todos los obstáculos para imponer su exclusiva legitimidad universal, y el Islam político, que está liquidando las administraciones seculares nacionales, que a su vez, tradicionalmente odian y reprimen el Islam, siguen los cursos paralelos. En el plano táctico tienen los objetivos comunes.
Irán es un caso aparte. La revolución islámica en este país ocurrió cuando la burocracia internacional aún no se había fortalecido como fuerza independiente. Al mismo tiempo el clero chiita estaba tradicionalmente relacionado con los centros del Club Tradicionalista, que veían a Pehleví como un usurpador que servía a los intereses del liberalismo estadounidense republicano. Justamente el consenso dentro del Club Tradicionalista había permitido a la oposición al shah trabajar con provecho en Londres y en París. En el momento de la revolución en la Casa Blanca mandaba Jimmy Carter – demócrata, que de alguna manera era el proto-Obama de su tiempo, su “pálido” (en todos los sentidos) predecesor. Es lo que explica la reacción estadounidense tan apática a los sucesos en Irán, así como la indiferencia con respecto a la suerte del shah huido, al que incluso impidieron acabar sus días en la tierra norteamericana (murió de cáncer en un hospital militar mexicano). En la época posterior a Carter el republicano Reagan intentó corregir la situación utilizando a su cliente Saddam, pero incluso en su estado posrevolucionario débilmente organizado Irán fue demasiado para el régimen baasista, armado por los EE.UU., Francia, URSS y alimentado con el dinero procedente de todas las monarquías petrolíferas árabes.
Irán actual representa, por un lado, un ejemplo indudable de soberanía nacional, por otro lado, la burocracia nacional de Irán no obedece a los liberales, sean esos los comunistas chinos o los republicanos de los EE.UU. Su dueño es el clero chiita que tiene peso y autoridad en los más altos niveles de los clubs del tradicionalismo. Por eso Irán representa un fenómeno extraordinariamente complejo. Se puede decir, sin exagerar, que hoy en día es el país más soberano en todo el globo terráqueo, en el sentido de que sus líderes sacrales no tienen un dueño terrenal. (Ni Stalin, ni Mao podían presumir de semejante nivel de emancipación política.)
Es lo que en primer lugar explica la rigidez de la postura iraní con respecto a lo que el país tiene o no el derecho de hacer. Para los líderes sacrales de la estatalidad iraní queda excluida la misma posibilidad de que la burocracia internacional pueda doblegar a la República Islámica según sus caprichos.
Por otro lado la burocracia internacional no tiene el apoyo garantizado para el enfrentamiento con Teherán por parte de sus dueños del Club Tradicionalista que están detrás de los bastidores. La situación alrededor de este país, que se encuentra en el centro de Eurasia, es extremadamente ambigua gracias a esta  configuración única que impide aplicar las soluciones sencillas, unívocas.
Dado que Irán constituye la única soberanía nacional auténtica (independientemente de cómo se valore su contenido ideológico y metafísico), también pretende ponerse a la cabeza del “despertar islámico” – así es como en Teherán llaman la “primavera árabe”, - a pesar de las diferencias y contradicciones interreligiosas. Técnicamente semejante ambición de Irán sería perfectamente factible, si no fuera por el peso representado por Siria, que se ha convertido en la piedra de toque en el camino de la colaboración entre chiitas y sunitas. El apoyo al agonizante régimen de Damasco, indudablemente debilita el recurso político del Irán de hoy.
No cabe duda de que el mencionado curso paralelo del Islam político y de la burocracia internacional tendrá una perspectiva relativamente corta. Cuando todos los kaddafi y saddam del mundo encuentren su, por cierto perfectamente merecido, final el Islam político y el “gobierno mundial” quedarán a ambos lados de la barricada como dos enemigos principales que han sobrevivido en una dura lucha, condenados a enfrentarse en el último combate. El mundo estará liberado de las pequeñas tiranías de los carismáticos líderes nacionales, pero la mayoría de los humanos no se percatará de este bien, porque el lado populista de las dictaduras en forma de salchichón y electricidad gratuita quedará en el pasado, mientras que en su presente tan solo habrá ruinas y guerra civil. Sin embargo incluso esto será mejor que lo que trae consigo la absolutización del dominio de la burocracia internacional. Del abismo de la total falta de derechos y de la expulsión violenta de la historia los pueblos del mundo tan solo quedarán separados por la resistencia organizada de aquellas mismas fuerzas que hoy con terror tachan de radicales. Lo que significa que el Islam político debe alcanzar el objetivo de la creación del “gobierno mundial alternativo”, que pueda darle la forma de un proyecto ideológico altamente organizado a la resistencia mundial.
Precisamente por eso uno de los objetivos no de la burocracia internacional, sino de sus dueños del Club Tradicionalista consiste en sustituir el Islam político por el “califatismo”. El proyecto de la reconstrucción del califato es una bomba que el poder de los clubs pone debajo del Islam político para quitarle en perspectiva su eje organizador a la resistencia global frente al “gobierno mundial”.
Extraído de Interunión 1, 2, 3, 4 y 5.
0 notes
Photo
Tumblr media
Alto Comisionado: "Los Estados que cometen graves violaciones deben ser expulsados del Consejo de Derechos Humanos"
Alto Comisionado: “Los Estados que cometen graves violaciones deben ser expulsados del Consejo de Derechos Humanos”
11 de septiembre, 2017 — Los Estados que cometen las “violaciones más flagrantes” deben ser excluidos del Consejo de Derechos Humanos, aseguró este lunes el Alto Comisionado para estas garantías.
Zeid Ra’ad Al Hussein se dirigió ante una nueva sesión del Consejo, cuyas 47 delegaciones se reúnen en Ginebra tres veces al año.
Sin especificar cuáles naciones debían ser excluidas, durante su discurso denunció violaciones de las garantías fundamentales en unos 40 países de todo el mundo, entre ellos la República Centroafricana, Venezuela, Burundi, Yemen y Siria; sin embargo, resaltó la situación de Myanmar, como una de las más graves.
Zeid aseguró que en ese país se están cometiendo posibles ataques contra la humanidad y una probable “limpieza étnica”.
“El gobierno de Myanmar debe dejar de pretender que los Rohingyas están quemando sus propias casas y tirando desperdicios en sus propias aldeas. Esta negación de la realidad está haciendo un gran daño a la posición internacional de un gobierno que hasta hace poco se beneficiaba de una inmensa buena voluntad. Exhorto a las autoridades a acabar con su cruel operación militar y rendir cuentas sobre todas las violaciones de derechos humanos cometidas, así como terminar con la tendencia de discriminación generalizada contra la población Rohinghya”, dijo.
Más de 300.000 Rohingyas huyeron de la violencia en el estado de Rahkine en las últimas semanas, en medio de lo que Zeid llamó una operación de seguridad con métodos brutales contra la minoría musulmana. Los operativos se realizaron como respuesta a un ataque de militantes a varios puestos de policía que dejó 70 muertos.
Zeid pidió por tercera vez al Consejo de Derechos Humanos que autorizara una investigación internacional sobre las violaciones de éstas garantías en Myanmar.
El Alto Comisionado hizo la misma solicitud de investigación para Venezuela y declaró que como miembro del Consejo, este país debía mantener los más altos estándares de respeto a los derechos humanos.
El jefe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU también rindió homenaje a las víctimas de los ataques de 11-S en Nueva York, ocurrido hace 16 años, y aseguró que no solo los terroristas atacan los derechos humanos de las personas, sino los mismos gobiernos.
“Los terroristas pueden atacarnos, pero los autores intelectuales de estos crímenes se quedan sentados y observan mientras los gobiernos descartan poco a poco los derechos humanos. Ya ustedes verán, a medida que nuestras sociedades se desvanezcan hacia el rumbo del autoritarismo y la opresión lo que vendrá no será un siglo de logros y orgullos sino un tiempo de pobreza y amargura para la gran mayoría de los seres humanos”, dijo.
Zeid pidió al Consejo que desarrollara una voz más unificada para dirigirse sobre los asuntos mundiales y que excluyera de sus filas a los Estados involucrados en graves violaciones de derechos humanos.
Sólo la Asamblea General de la ONU puede tomar esa decisión, consiguiendo una mayoría de dos tercios de 193 Estados Miembros. La última vez que esto sucedió fue en 2011, cuando Libia fue suspendida.
[via Centro de Noticias]
https://www.dipublico.org/107431/alto-comisionado-los-estados-que-cometen-graves-violaciones-deben-ser-expulsados-del-consejo-de-derechos-humanos/
0 notes
recalculandoblog · 8 years ago
Text
Reggaeton lento
Desde el inicio tuvo ritmos lentos. Producto del amor y tesón acumulados a lo largo de 5 intensos años, su concepción asistida tmb fue lenta. "Puede ser un falso positivo" sentenció la doctora de turno q consiguió el milagro. Futuras betas q no develaban el misterio, antecedieron a la primera ecografía q confirmó allí estaba. "Es un embrión perezoso" anunciaron. Mas tarde, el obstetra q lo viera nacer, objetó a las carcajadas la mera existencia del concepto. Me devolvió mi cuerpo a la semana 40. Nació con menos de 3 kg por cesárea, porq estaba tan cómodo que no se encajaba en el canal d parto. Se ve q no quería desalojar, a pesar q el alquiler se estaba venciendo. Pura fibra, fue de los bebes sin grasa. Largo y flaco, c la piel pegada al hueso y un amor primerizo q me desbordaba, no tan solo por lo intenso, sino por las dificultades q me presentaba. Tomar la teta era una proeza. Abría la boca y parecía q me iba a deglutir d cuerpo entero. Opte por darle complemento a los pocos meses, y recién ahí comenzó a engordar. Eso tmb fue lento. A caminar arranco tempranisimo. Parecía no poder esperar a desplegar su habilidad física. Ni bien el calendario le dio el ok, se puso de pie y anduvo. Y corrió, y se colgó, hizo equilibrio, dio vueltas carnero, bailó, subio y bajo la escalera, c una destreza asombrosa a tan temprana edad. Mntrs tanto, los dientes le salieron tarde, el pelo le crecia poco, la ropa le seguía entrando x años. Será que tiene un deficit en la hormona d crecimiento cmo Messi? nos preguntamos, mas x creer q su habilidad c el balón se asociaba a la d Messi q x otra cosa. Nuevos estudios, complejos y largos, para explicar xq crecía tan lento. La conclusión smpre era la misma: "El es así. Nada malo hay en él. Es su contextura" Su hermana 13 meses menor por el contrario, crecía a pasos acelerados. Ya a los 4 años comenzaban a preguntar si eran mellizos, hsta llegar el día en q todos dan por sentado que ella es mayor. Sin embargo desde su pequeñez, su poder es inmenso. La directora del colegio al q lo llevo, una mujer c capacidad de desentramar lo que otros no, lo describió bien. "Poderoso el chiquitín" nos dijo con su mirada escondida bajo un flequillo smpre perfectamente acomodado. Su poder reside en su consistencia y su convencimiento. Su poder reside en su capacidad de seducir a pesar de ser esquivo. Su poder reside en sus rulos cautivantes, y sus pecas hechiceras. En q nos tiene a todos atentos, preocupados por su evolución, mientras él resiste como si íntimamente supiera q no hay de que preocuparse. Su poder reside en q nos moviliza a todos, inclusos sus pares y amigos, a ayudarlo a resolver sus asuntos. Su cosmos interior es tan amplio y su capacidad de descifrar el mundo tan profunda, que cuando tiene la generosidad d brindarse, los otros quedan extasiados. Maravillados ante ese ser q parecía distante, y sin embargo es tan cálido y c tanto para ofrecer. Con una mirada aguda y sagaz de lo que lo rodea. Una amiga de vidas pasadas me dijo, cuando por el arrebato de las bajas notas en las pruebas, comencé a desvariar "El va x otro lado. El tiene los valores claros y es un divinor d persona. Tiene los sentimientos mas lindos, q es lo mas importante. Esto lo va a ir pasando, lo va ir cumpliendo, lo va ir logrando. Lo mas importante él lo tiene, q es un enorme corazon, en un cuerpo mínimo lleno d rulos". Mas vale gane el premio Nobel de la Paz ☮️ "Entre sus pares es líder" me reveló la misma directora a la q acudo como a un terapeuta cuando su lentitud en los logros académicos me desboca. "Lo eligen todos para pasarla bien. Es de los mas inteligentes d su clase, con probados recursos intelectuales, pero es lento para adaptarse cada año a sus maestros y rutinas escolares". "Es su estilo" sentenció empatica "y no vamos a poder cambiarlo" anticipó con ese convencimiento al que es difícil anteponerse. Otra vez lento. Es lento para comer, es lento para bañarse, es lento para volver del recreo. Lento p bajar del auto y caminar el sendero hacia su clase, mochila en mano, todas las mañanas. A menos q se cruce c algún amigo y jueguen a quién llega primero. Ahí pone la función turbo, y corre entre los charcos de barro, sin importarle el estado en el que quedaran los zapatos. En el campo de juego es una bala. Esquiva contrincantes, y mete goles como si no le costara. Aparentes incongruencias que me esmero por discernir. Como la de un Reggaeton q sea lento. O será q yo voy muy rápido?? Será que mas allá de nuestras expectativas, nuestras explicaciones, nuestra forma de entender el universo, los hijos vienen a mostrarnos q ellos son como son, que el desafío es comprender los procesos internos de esas criaturas q parecen ser nosotros, pero no lo son. "...Yo sólo la miré y me gustó Me pegué y la invité: "Bailemos, eeeh?" La noche está para un reggaetón lento De esos que no se bailan hace tiempo..." 🎶
0 notes
travelersvibes1 · 8 years ago
Text
La Ciudad Roja, Marrakech
Tumblr media
La “Ciudad Roja” de Marrakech es un lugar verdaderamente mágico, desbordante de mercados, jardines, palacios y mezquitas. Explorar la intimidad de los patios y serpentear por los callejones de la histórica Medina puede fácilmente completar tu día. No existe mejor forma de conocer Medina que literalmente caminar por los muros fortificados: las murallas se pueden recorrer a pie o en bicicleta. Encuentra la paz interior en el Jardín Majorelle o disfruta de la belleza de una de las mezquitas históricas de la ciudad (esto solo es posible si promulgas la religión musulmana).
En estos instantes les hablare de un poco del origen de la ciudad y el pasar del tiempo hasta la actualidad, Marrakech fue fundada en 1062 por Youssef Ibn Tachfin, primer emir de la dinastía bereber de los almorávides. La ciudad nació como avanzadilla, primero militar y luego comercial, para garantizar a la tribu la supremacía sobre una región de fundamental importancia estratégica, puesto que por la zona pasaban las rutas de caravanas hacia el África negra a través del Sahara. Desde su base de Marrakech, los almorávides consiguieron, hasta el siglo XI, ampliar su dominio sobre todo Marruecos. Desembarcaron en España, derrotaron a los cristianos y conquistaron así gran parte de la península Ibérica. Marrakech se convirtió en una gran capital amurallada con exuberantes jardines y magníficos palacios y mezquitas, de los cuales hoy por desgracia no queda nada, a excepción de la pequeña Koubba Ba’adiyn. El reino perduró hasta 1147, cuando los almohades (una federación rival de tribus bereberes provenientes de las montañas del Atlas) conquistaron la ciudad después de un largo asedio y la arrasaron, para después reconstruirla.
Marrakech volvió a ser capital tres siglos más tarde, cuando la tribu de los saudíes, proveniente del sur, destituyó a los benimerines y, en 1549, trasladó de nuevo la corte a la ciudad. Le siguió un período de gran crecimiento y esplendor, que hizo de Marrakech una de las ciudades más pobladas del mundo árabe, llena de espléndidos palacios, entre los que destaca el de Badi. Pero esta dinastía tampoco duró mucho en el poder y a principios del siglo XVII el país se sumió en una guerra civil, que no terminó hasta 1668, cuando un príncipe árabe, Moulay Rachid, subió al trono, de quien sus descendientes gobiernan el país todavía hoy. Marrakech perdió el título de capital y el sucesor de Rachid, Moulay Ismail, la trasladó a Mequinez, expoliando el palacio Badi de todas sus riquezas. Cuando el monarca murió, el país se vio sumido en el caos durante más de un siglo, hasta salir de ella como un reino cada vez más débil.
Mientras, Marrakech inició sus primeros contactos y relaciones comerciales con Europa, en primer lugar con Gran Bretaña, que se multiplicaron a lo largo del siglo XIX. En aquella época fue cada vez mayor el interés de las grandes potencias europeas por adueñarse del norte de África. Así, el control de Marruecos se dividió entre Francia y España. El gobierno de los sultanes era cada vez más débil y finalmente aceptó la imposición oficial del gobierno colonial francés, formalizado con el Tratado de Fez de 1912. Pero enseguida estallaron motines y revueltas, sobre todo en Marrakech y en el sur. Para conseguir mantener el control, la administración francesa hizo un pacto con Thami el Glaoui, uno de los señores de la guerra que estaba al frente de las tribus de las montañas del Atlas, y en 1912 lo nombró señor de Marrakech, dándole carta blanca sobre la ciudad y el Marruecos Meridional. Thami el Glaoui se instaló en un palacio de la ciudad y desde allí gobernó con mano de hierro durante más de 40 años, hasta 1955.
Marrakech es hoy la ciudad internacional de Marruecos, con una comunidad de expatriados (extranjeros que viven permanentemente aquí) vasta y en continuo crecimiento. Los pioneros fueron los millonarios de los años veinte y treinta, seguidos por artistas e intelectuales de los años sesenta entre extravagancias y fiestas psicodélicas. Nació en aquellos años el mito del Marrakech exótico y bohemio que arrastró a la generación sucesiva de extranjeros, que desembarcó en la ciudad a partir de los años ochenta. Algunos de ellos decidieron trasladarse a vivir a la Medina, recuperando antiguos edificios en plena decadencia.
Lugares de Interés.
Como otras ciudades imperiales marroquíes, Marrakech está dividida fundamentalmente en dos partes: el centro con la gran Medina o ciudad vieja, rodeada de espectaculares bastiones de tierra roja, y, fuera de las murallas, la ville nouvelle o ciudad nueva, construida por los franceses en los años del dominio colonial y en continua expansión. La ciudad vieja y la nueva son entidades administrativas separadas, gobernadas en parte por reglas distintas: en la Medina el alcohol está prohibido y los edificios no pueden superar los tres pisos de altura.
Ø  Medina: Es la ciudad vieja, este es uno de los más importantes y bellos lugares de la ciudad donde convive el pasado y belleza de la ciudad por igual en sus calles donde te empapas de la cultura y del ambiente de Marrakech, esta es  protegida por un cordón de bastiones hechos de tierra roja que encierran un laberinto de callejuelas y palacios, mercados y mezquitas, cúpulas y minaretes. La Medina de Marrakech ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1985, siendo actualmente uno de los lugares de visita obligada. Su corazón es la gran plaza Jamaa el Fna, al norte de la cual se abre el laberinto de los Suks (mercados tradicionales, a menudo descubiertos). Siguiendo hacia el norte se encuentran la mezquita y madraza de Ben Youssef y el Museo de Marrakech. Al sur de la plaza, en cambio, a lo largo de los siglos se han instalado los gobernantes de la ciudad. Hoy la zona está dominada por el Palacio Real, erigido sobre las ruinas de los precedentes palacios almohades, que ocupa una vastísima área rodeada de murallas (la llamada kasbah, que significa ciudadela fortificada) y no está abierto al público. Pero se puede visitar el palacio de la Bahía y de Dar Si Said, construidos en el siglo XIX por dos visires de los sultanes y las imponentes ruinas del gran palacio Badi.
Ø  Palmeraie: Este vasto oasis de tierra pelada y palmeras se extiende al noreste de la Medina (más de 100.000 plantas se han regado durante siglos gracias a la ingeniosa red de tuberías subterráneas de barro seco que data del siglo XII). Es la última frontera de los millonarios de Marrakech, marroquíes y extranjeros, que se han construido residencias de lujo, con jardines exuberantes y a menudo circundados de altos muros para proteger la privacidad de los residentes y sus huéspedes.
Ø  Plaza Jamaa el Fna: Esta gran plaza de forma irregular (hoy pavimentada, pero hasta hace poco de tierra batida roja) es el corazón de la Medina, desde donde salen en todas direcciones una densa red de callejuelas. Tranquila y somnolienta por la mañana, al pasar las horas se va llenando de vendedores ambulantes de todo tipo y mujeres que pintan las manos y pies con henna; también hacen su aparición los vendedores de agua, los vendedores de quincalla o de dentaduras y pociones afrodisíacas. Pero el momento culminante es al anochecer, cuando se convierte en un enorme escenario al aire libre, donde una multitud de espectadores de todas las edades pasea y rodea a los malabaristas, músicos, faquires, encantadores de serpientes y juglares. Y en el centro de la plaza se instalan decenas de tenderetes-restaurante que sirven pinchos y otros platos tradicionales cocinados en el acto. Es un espectáculo de sonidos, olores y colores del que se puede disfrutar sentado en uno de los muchos cafés que hay en la plaza, pero lo mejor es mezclarse con la gente e ir de corro en corro, dejándose llevar por las sensaciones del momento.
Ø  Palacio Dar el Bacha (o Dar el Glaoui): Dar el Bacha significa "palacio del patró", y era la residencia de uno de los personajes más célebres de la historia de Marrakech, el cruel Thami el Glaoui, que en la primera mitad del siglo XIX fue señor de la ciudad y de todo el Atlas meridional durante varias décadas. Aquí Thami el Glaoui tenía su corte y recibía a los huéspedes ilustres que le visitaban, entre los cuales estuvieron políticos occidentales como el inglés Churchill o el americano Roosevelt. El aspecto actual del palacio seguramente no está a la altura de su fama, alimentada por una serie infinita de anécdotas curiosas y subidas de tono, pero quedan bonitos patios interiores ricamente decorados en yeso, madera tallada y azulejos policrómicos.
Ø  Dar Cherifa: Galería-café literario convertida en uno de los puntos centrales de la escena artística de la ciudad. Se encuentra en uno de los riads más antiguos de Marrakech, pues data de fines del siglo XVI. En ambientes devueltos a su antiguo esplendor y decorados con un gusto impecable, se pueden ver exposiciones de arte contemporáneo o fotografía, asistir a conciertos de música tradicional (gnawa, sufí, etc.) o a presentaciones de libros, o simplemente charlar frente a un vaso humeante de té a la menta, la bebida nacional de Marruecos. La idea es de Abdellatif Aït Ben Abdallah, el propietario de Marrakech Riads, una sociedad encargada de la venta y restauración de los riads y que ha restaurado, con gran rigor filológico, el palacio que alberga el centro cultural y otros cinco edificios dispersos por la Medina, transformándolos en maison d'hôtes.
Esta es una de las ciudades más hermosas del mundo como se mencionaba al principio del blog, es de esas travesías que tienes que experimentar una vez en la vida si tienes la oportunidad, es un cambio de ambiente muy radical a las ciudades modernas, con su belleza antigua y sus calles llenas de experiencias nuevas, permitiendo escapar de tu rutina diaria y conocer una parte del mundo única y exótica. De seguro será una excelente anécdota que contar para las fiestas o las reuniones con tus amigos.
https://www.tripadvisor.com.mx/Attractions-g293734-Activities-Marrakech_Marrakech_Tensift_El_Haouz_Region.html
Daniel Ernesto Magaña Rodriguez
#26 Segundo Año Bach. B
Tumblr media
0 notes
remembersongs · 13 years ago
Video
youtube
Debo Partirme en Dos
He said it's a song he wrote while he was fishing. Off the coast of Africa. In a kind of re-education camp. I guess we all need schooling, from time to time. Still I don't think I'm referring to "Holiday in Cambodia." Anyway, who knows where they got this gem of a live recording, it certainly sounds authentically '70s. "I Should Split Myself in Two." It explicitly addresses the politics of cultural production. "Dicen que yo canto cosas indecentes: Te quiero mi amor/no me dejes solo/no puedo estar sin tí/mira como lloro." We all feel like we would like to make ourselves two selves--it's the double consciousness Dubois wrote about, it's Living in Spanglish. It's also a timeworn strategy of fiction and an archetypal problem of masculinity. Here are a few examples: Kirk and Spock. Kemp and Yeamon, Oscar Wao and Yunior, Miguel and j. cole.  It's the perfect way to have a discourse about the ambivalence of the oppressor. But Silvio is the New Man, and whether he's Taino or not, he's going to have something new and revolutionary to say. So you're wondering if all the oppression from the totalitarian socialist state apparatus is worth it just to keep the dialog going. After all, the dialog is not going to happen in the capitalist world. It's not only that, there's the whole vaina about the hetero-normative and hence patriarchal dyad. You know, the you and me thing that's been the central narrative of the free-world business plan. Six words: Que se quedan sentado los intelectuales. The reason for that is, it's time for an artist to speak. I also used to speak in minor chords. I also suffered from that pain. I also seemed like I sang like a saint. I also sang this refrain in millions of songs: I love you, my dear Don't leave me I can't be without you See how I cry Damn if you have to sing about the revolutionary subject and archaic ideas like romantic love at the same time. That would no doubt fuck me up. Isn't this already sounding a whole lot better than Pitbull? What Silvio is saying is, I ain't playin that (video game). Playa Girón, son. "Solo quiero cantar y no importa que luego suspendan mi función!"  (I love that in Spanish, función means both "function" and "gig.")
1 note · View note